Igual que todo en el Universo está en vibración y en movimiento, toda persona, su cuerpo y las células que lo forman vibran a una frecuencia determinada. Cada órgano está formado por esas células que vibran con su propia frecuencia. El cuerpo humano en más de un 70% es agua, que es conductora de las ondas de sonido que facilitan el efecto que produce su vibración en el cuerpo.
El Gong es un instrumento ancestral milenario aunque no conocemos su origen exacto. Se dice que en Grecia y Oriente Medio existió, así como en el Sureste de Asia, China e Irán.
Para su construcción se utiliza básicamente bronce o latón. Su forma circular con unos bordes, crea una campana que es la que emite la vibración. En el centro es donde crea más resonancia y donde menos en los bordes.
Es un instrumento de percusión que se utiliza en la orquesta pero que siempre se ha utilizado para la sanación, la transformación y el bienestar, ya que por el principio de arrastre, sus frecuencias hacen que las frecuencias de los órganos, huesos, músculos, etc. sean atraídas hacia su resonancia y recuperen su estado vibratorio normal, lo que se traduce en salud y que se libere información atrapada en emociones, patrones mentales, creencias, de los que al tomar consciencia, se puede producir la transformación. Esta cualidad lo hace ideal para complementar otros tipos de terapias.
El Gong genera un estado de dicha, atemporalidad y de ingravidez, como si estuviéramos en caída libre o flotando en el espacio, el mismo efecto que perciben los astronautas, trascendiendo los límites de la materia, promoviendo la disolución de pensamientos limitantes, por lo que crea una relajación profunda, posibilitando la reducción del insomnio, la ansiedad y el estrés.
Ayuda a liberar bloqueos del cuerpo y liberar tensión. Estimula el sistema nervioso y el sistema glandular, por la acción que produce en la glándula pituitaria. Estimula los centros de energía. Ayuda a mejorar el sistema respiratorio y aumenta la capacidad de absorber el prana.
Impulsa el tratamiento de problemas físicos como contracturas, quistes, lesiones de ligamentos, fracturas y cicatrices, entre otros.
Es eficaz en la recuperación de las lesiones en que se haya producido algún daño nervioso, así como en la reparación de los microcircuitos cerebrales, promoviendo la neuroplasticidad, que es la habilidad que tiene el cerebro de crear nuevas conexiones neuronales modificando sus ramas dendríticas, lo que permite reforzar procesos de aprendizaje y adaptación conforme a diferentes experiencias.
También tiene la cualidad de potenciar la sincronización de la actividad de los dos hemisferios cerebrales por la generación de sonidos binaurales.
Favorece la recuperación de fracturas, ya que estimula la creación de calcio, al tiempo que su vibración activa procesos de depuración, propiciando que los músculos liberen toxinas que pudieran tener acumuladas.
Beneficia la mejora de la circulación de la sangre y el resto de fluidos del cuerpo. Como efecto de la vibración producida, las partículas de cuarzo presentes en la sangre pulsan e irradian luz sanadora, al tiempo que la sangre mejora su oxigenación y fluye mejor a través de las venas y las arterias.
Favorece el despertar de dones espirituales.
En resumen, es un instrumento de transformación que libera la conciencia como resultado de los procesos mencionados. Su resonancia actúa en el cuerpo físico, los meridianos energéticos, los cuerpos energéticos, la mente y las emociones, permitiéndonos conectar con la voz del silencio, con el Ser que somos.