Música

Algunos definen la música como una sucesión de sonidos, organizados en el tiempo sucesivamente creando melodías, ritmos, armonía… Jonathan Goldman habla de la importancia del tarareo, ya que es uno de los sonidos más simples y profundos que podemos lograr. A nivel físico reduce el estrés, porporciona calma y mejora el sueño, regulando el ritmo cardíaco y la presión arterial, con la producción de oxitocina, la hormona del amor.

Don Campbell, publicó un libro titulado El Efecto Mozart, en el que habla sobre el poder transformador de la música y su poder sanador en el cuerpo. De hecho, hay especialistas que recomiendan a las embarazadas a que a partir del cuarto mes de gestación le pongan música de Mozart al bebé, ya que parece ser que mejora la capacidad de memoria, atención y concentración.

Desde siempre, el ser humano ha ejecutado música, por ejemplo con un tambor, con el que además se comunicaban unos con otros, pero a la vez, sus ritmos crean estados de consciencia.

La música siempre ha sido una vía para conectar con nuestra esencia, con el mundo sutil, y para desarrollar consciencia. Un arte que nos ha ayudado a conocernos mejor, a conectar con niveles superiores de consciencia, pero un día se comenzó a utilizar con fines lucrativos y todo lo que se utiliza así acaba perdiendo su razón de ser, puesto que el EGO, y no la consciencia, es la que está actuando.

Toca ya devolver a la música al lugar que le corresponde, envolvernos en ella, embuirnos en ella, y utilizarla para reconectar con quienes verdaderamente somos, una consciencia encarnada en un cuerpo.