Cuando tomamos consciencia de algo, entendemos que había una forma mejor de hacer las cosas, que no era un error, sino simplemente lo que pudimos hacer hasta ese momento y que la experiencia nos llevó a un entendimiento mayor para comprender que eso nos estaba condicionando la vida, más que ayudando a avanzar. Se aclara nuestra mente, nuestras emociones y nuestra energía.
Puede ser que antes de eso, algo se estaba “moviendo” en nuestra vida que nos estaba descentrando, quizá se nos había puesto patas arriba en algún o varios aspectos. Es el proceso que se atraviesa para tomar consciencia. Esa es la razón por la que tras una sesión de terapia, una conversación, o cualquier acto que suponga que se active una información en nuestro sistema interno, entremos en una fase de distorsión que será mayor cuanto menos vayamos entendiendo el proceso. Es parte de la crisis curativa, que puede ocurrir a nivel físico, emocional o mental.
Por lo tanto, es fundamental la consciencia que tengamos de nosotros mismos, saber interpretar la realidad y cómo se va moviendo la energía, meditar con una intención, volver la mirada a nuestro interior y a nuestra realidad, porque todo lo que nos ocurre tiene que ver con nosotros, aunque haya otras personas implicadas.
La percepción tiene que ver con nosotros, con la información que tenemos que colorea la realidad y hace que veamos una misma realidad desde puntos de vista diferentes. Por eso es importante saber qué queremos, tener una visión mayor y ver todo desde un punto de vista espiritual, que no es religión ni misticismo, es ver la vida con otros ojos, ver lo que no se ve a simple vista. Afinar y refinar nuestra percepción para ser cristales limpios y traslúcidos que ven la realidad tal como es, sin colorear.
Es lo que nos ayuda a conectar con el Ser que somos y estar en presencia durante más tiempo. Entendemos que las crisis son para tomar consciencia de lo que nos impide avanzar, estar en presencia, que es un estado de estar en el momento presente que son todos los momentos que vivimos, ni en el pasado ni el futuro. Debemos tenerlo en cuenta cada vez que estamos inmensos en un proceso para vivirlo en consciencia y que la crisis curativa realmente sea transformadora.
Esto tiene relación este artículo donde hablábamos de la salud. Hipócrates entendía que nuestras acciones y lo que decimos influyen en nuestra salud, por lo que tener consciencia de ello facilita nuestro proceso de sanación, pero debemos ayudar a nuestro cuerpo para favorecer su capacidad de regenerarse. De ahí que la meditación, yoga, chikung, ejercicio físico y la terapia de sonido ayuden a movilizar la energía y a tomar consciencia de los procesos.
Todo lo dicho es sólo un discernimiento propio de la realidad que percibo, pero como todos, estoy en el camino descubriéndome. Comparto esto como parte del puzle que estoy armando, que a la vez es parte de un puzle mayor que formamos todos.