El Gong te abraza con su vibración, tiene la capacidad de hacernos ver aquello que nos está incomodando o lo que dificulta nuestro caminar por la vida. Su conciencia y su sonido es capaz de unir a las personas, darles a cada quien lo que necesita en su momento y transformarnos con su resonancia, llevándonos más allá de la mente, de la materia, de lo tangible.
Nos da la oportunidad de experimentar la conciencia que somos, pero también la comprensión de que todo tiene su momento y su proceso, de que no hay soluciones mágicas, pero produce magia en nuestros corazones, porque nos da una sensación de paz inmensa que nos transforma por dentro y por fuera.
Tras una sesión de gong, pareciera que nuestro cuerpo hubiera estado esperando el encuentro con él para sentirse bien, para sentir que al fin nos dimos cuenta de que hay otra forma de hacer las cosas y de vivir. Nos hace ser conscientes de que todos somos una misma conciencia, porque acariciamos ese estado de plenitud que nos permite vislumbrar el Todo y la Nada.