Ciclos de vida

Estamos vibrando en una frecuencia con la que atraemos experiencias similares hasta poder reconocer dónde tropezamos y cómo nos afecta en otros ámbitos de nuestra vida. El caso es que pueden pasar personas diferentes con las que poder ir más allá de nuestras limitaciones pero no las podemos reconocer porque vibramos en una frecuencia diferente y las valoramos conforme a la información que se encuentra en esa frecuencia. No podemos entender y procesar esa otra información nueva que llega a nuestra vida porque no vibramos en su frecuencia.

Nos lleva un tiempo adaptarnos pero debemos cuidar no volver a dejarnos arrastrar por los programas antiguos, por las viejas creencias, ya que si no lo hacemos seguimos en el bucle sin fin. El cambio es fundamentalmente de conciencia, pero hay veces en que además tenemos que dejar atrás situaciones o personas. Ocurre cuando nos separamos o cuando cambiamos de entorno.

Si volvemos a tener las mismas relaciones, las mismas formas de relacionarnos, acabaremos de la misma forma, repitiendo los mismos programas. No siempre hay necesidad de abandonarlo todo, la transformación realmente no es dejarlo todo por algo diferente, sino dejar lo que ya no nos sirve porque corresponde a las viejas creencias, cambiar nuestra mirada e ir al encuentro de otras cosas, personas o situaciones diferentes, nuevos entornos donde poder mantener la nueva frecuencia, integrando lo útil del pasado, ya que si no no hay evolución, solo saltos de un lado para otro.

Liderar una nueva realidad tras un proceso de cambio interior fruto de la reflexión, la introspección y la meditación, para establecer un nuevo orden y estructura que nos permita dirigirnos a esa otra realidad qu nos hace sentir más completos y auténticos.

Para creer en nosotros para crear una realidad propia necesitamos creer para luego verlo manifestado, ya que la realidad nueva se crea confiando en ella hasta que aparezca y nos veamos en ella. Si esperamos en el mismo estado con las mismas creencias tropezamos en el muro de lo nuevo que está oculto. Para que el muro ilusorio se derrumbe debemos avanzar y confiar aunque no lo veamos realizado, porque ese muro son nuestras creencias.

Por lo tanto, para ser creativos preciamos no dejarnos llevar por lo que los demás digan o hagan, eso les pertenece a ellos, pero está bien escucharlos si eso nos lleva a escuchar los mensajes, no siempre evidentes, que nos hacen reconocer algo en nosotros que nos indica si el camino es correcto o no, o si vamos a tropezar con el muro de nuestras creencias.

Esto nos lleva a valorarnos, a sentir el amor propio en nosotros, independientemente de si los demás dicen si es o no correcto, adecuado o posible eso que estamos creando. Debemos aprender a sentir nuestra respuesta en el cuerpo, que tiene su propia inteligencia, para no acabar disolviéndonos en lo que los demás digan o hagan, ya que nos podemos ver arrastrados por la marea si queremos encajar, caer bien o ser “buenos”.

Ese buenismo mal entendido que nos saca de nuestra esencia es precisamente lo que nos arrastra muchas veces por personas que aún tienen mucho que aprender de sí mismas.

Sí ser tolerantes, sí ser conciliadores, sí ser personas que buscan la paz, sí ser personas quieren ver un mundo mejor y convertirse en el ejemplo que quieren ver en el mundo. Vivir en la verdadera bondad, sentir compasión y empatía, pero desde nuestra propia frecuencia creando así nuestra propia realidad.

De esta forma podremos co-crear, crear con los demás, en el mundo una realidad acorde a lo que vinimos a ofrecer al mundo.

Por eso es vital ser conscientes de sí mismos y reconocer lo que nos limita para transformarlo. Soltar y dejar ir las creencias y emociones que permiten que nuestras aguas internas fluyan, soltar las tensiones. Que nuestro aire se regenere y la respiración se normalice. Que el cuerpo se regenere es una parte muy importante de nuestro proceso consciencial para estar en comunión con la vida y nuestro amado Planeta Tierra.

Todo lo dicho es sólo un discernimiento propio de la realidad que percibo, pero como todos, estoy en el camino descubriéndome. Comparto esto como parte del puzle que estoy armando, que a la vez es parte de un puzle mayor que formamos todos.