Antes de atravesar la puerta, está el guardián esperando

A veces acudimos a una sesión de terapia, como puede ser la terapia de sonido, y luego volvemos a revivir situaciones que queremos trascender. Se repiten precisamente para que hechas consciente las trascendamos, eligiendo lo que queremos y desechando eso que aparece nuevamente. Por eso volvemos a repetir circunstancias y a encontrarnos con personas que habíamos olvidado, para que revisemos la relación y qué es lo que nos estaba enseñando de nosotros y qué queremos desechar de nuestra vida.

Es como el guardián que está esperando que soltemos eso para dejarnos avanzar a una realidad diferente, o al menos, dar un paso para que todo comience a cambiar. Por eso es tan importante observar nuestros pensamientos y emociones, que son las que afloran para que las dejemos ir, con la información que tienen adheridas. En realidad el guardián nos espera para revisar nuestra mochila, para que comprobemos que hemos quitado de ella el peso que entorpecía nuestro camino.

El Camino de Santiago es un ejemplo de ello, y son representaciones que la vida crea para que seamos conscientes de cómo son los procesos para aplicarlos en nuestra vida, con ayuda o no, pero sea como sea, la decisión de soltarlo es nuestra porque se trata de ser conscientes, y por mucho que nos digan o nos ayuden, si no lo hemos asumido y “visto-sentido”, y nos liberamos de los apegos que son las creencias que nos sostenían atados a esa carga, no será posible avanzar.

Por esto se dice que el proceso es individual y debe hacerlo cada cual, pero eso no es óbice para que nos dejemos ayudar, para que seamos observadores de los procesos de otros para aprender sin tener que experimentarlo, pero siempre, siempre, será necesario la toma de consciencia real y profunda.

Ocurre muchas veces que el momento se va dando por una acumulación de experiencias y de tomas de consciencia que nos va llevando a una situación en que con poco que pongamos por nuestra parte, o un mucho, pero en poco tiempo, podremos darnos cuenta de qué es lo que el guardián espera que soltemos y quitarnos lastre.

Pero la mente tiene muchos recursos para dilatar el momento, para que no afrontemos en el momento que toca lo que tenemos que hacer. Disculpas como ¿qué prisa hay?, ya veré cómo lo hago…, voy a seguir reflexionando…, voy a estudiar…, voy a buscarme otro entretenimiento para evadirme de pensar tanto…, fijarse en la vida de los demás pero no para buscar en nosotros…, esperar el momento perfecto, que todo sea perfecto, en fin, mil maneras de quitar la atención y dejar pasar el momento en que la energía y la frecuencia está disponible para avanzar.

Pero también aparece uno de los mayores apegos, la melancolía o la añoranza del pasado. Muchas veces simplemente por buscar recuerdos en nuestra memoria de momentos del pasado o porque nos da pena esta o cual persona y qué haríamos para poder ayudarles…

Todo son mecanismos de defensa de la mente que entiende que hay una situación de peligro porque vamos al encuentro de algo desconocido, porque aunque querramos algo definido, no sabemos cómo se va a dar ni qué nos vamos a encontrar realmente. Y el cerebro reptiliano está diseñado para protegernos del peligro. Hay que entender que funciona como un ordenador, por eso debemos utilizar el discernimiento que es el recurso que tenemos para con los datos que tenemos, seguir nuestra intuición. Así podremos ir más allá de la mente, conectar con la consciencia e ir en busca de una realidad diferente.

Es dando pequeños pasos practicando esto como vamos aprendiendo, porque si no estamos habituados al emprender empresas mayores, podemos tener una caída mayor, pero todo, todo, es aprendizaje. La vida quiere que nos movamos, pero dependiendo de la habilidad y la práctica que tengamos, así como de la intuición y nuestra conexión con la consciencia, o lo que es lo mismo, la habilidad de dejarnos llevar por la vida y la confianza que tengamos en ella, todo será posible.

Aprender a ponernos objetivos alcanzables y lograrlos es la mejor práctica, porque otro recurso de la mente es poner objetivos que sabe que no vamos a poder lograr y así nos podremos luego justificar, descargando la culpa no no haberlo logrado, pero a la vez, el cerebro aprende por repetición y lo que le estamos enseñando es a boicotearnos, a fracasar y esto hará que el mecanismo de protección del miedo se active durante más tiempo, porque ve la amenaza.

Lo peor de todo es que nunca sabremos cuál es el momento ideal, pero entrenando vamos conociendo nuestra configuración y aprenderemos a movernos en la vida. Paso a paso. Nos ayuda también aprender que la duda la podemos tener durante el proceso de toma de consciencia, pero llegado el momento, la duda nos sacará del camino y tendremos que volver a empezar. Aunque parezca una contradicción no tener duda y tampoco certeza que cómo queremos que sea lo que queremos, no lo es. La duda está muy relacionada con la melancolía y la añoranza del pasado y de dejar atrás situaciones y realidades.

Todo lo dicho es sólo un discernimiento propio de la realidad que percibo, pero como todos, estoy en el camino descubriéndome. Comparto esto como parte del puzle que estoy armando, que a la vez es parte de un puzle mayor que formamos todos.